El cuaderno de Opinión de Antonio Balsalobre

‘Élan’

Percibo en Sánchez un impulso político raro. En el sentido de poco frecuente. Que no se encuentra fácilmente o para nada en otros dirigentes. No digo que no lo tuviera Felipe González en sus comienzos, pero hace tiempo que decayó. A ese impulso, a mí gusta llamarlo ‘élan’. Los que me conocen saben por qué. A ese aliento para producir movimiento que es el impulso, la palabra francesa tiene la ventaja de añadirle algo más: ardor, ímpetu, entusiasmo. Cosas que yo aprecio en la forma de hacer política del presidente del Gobierno. A las que sumaría otras. Una capacidad de trabajo envidiable, una audacia sorprendente para afrontar retos y una visión de España ambiciosa y anclada en la realidad (aceptando, por ejemplo, que para gobernarla hay que asumir su pluralidad política y territorial). Además, lo avala su gestión. No hay más que ver lo cómodo que se siente estos días en Davos, donde empieza a ser uno de los líderes más veteranos y donde muchos envidian sus mejores resultados económicos. Y lo mejor de todo es que no vive de la bronca, sino de propuestas. Políticas y sociales. Entiendo que sorprenda, incluso que indigne, su capacidad para cambiar el paso, para “rectificar”, como él dice. A mí también me ha llegado a ocurrir. No dejo de aplaudir por ello su admirable ‘élan’ político.

Los que tragaron

Tal vez no haya nada mejor que acercarse a un precipicio para saber que está ahí. El Gobierno y Junts lo experimentaron el miércoles y cada uno a su manera dio un paso atrás. Podemos, al que le atrae el vacío, lo dio hacia adelante. Sánchez Serna votó a coro con Vox, PP, UPN y Junts contra el decreto que mejora sustancialmente los derechos de los trabajadores de este país, más por motivos personales contra Yolanda Díaz, coinciden algunos analistas, que políticos. El eventual recorte (que no lo es en términos absolutos) en uno de los puntos del decreto esgrimido para tumbarlo entero es una cuestión que se podía haber modificado en la tramitación parlamentaria, como señala la propia coordinadora de Podemos en Navarra, Begoña Alfaro. Había ganas de marcar territorio y lo marcaron. A nadie se le escapa que Serna fue elegido diputado por Murcia tras presentarse en la candidatura de Sumar. Por lo que es fácilmente entendible que sean muchos los miembros de esta formación en la Región que pidan abiertamente su dimisión al no sentirse representados por él. Esos mismos que tragaron con su candidatura para parar a las derechas y con lo que se encuentran ahora es que vota con ellas.

Y yo

 Sudáfrica ha interpuesto una denuncia contra Israel ante el Tribunal Internacional de Justicia. Una demanda por genocidio a la que más de 250 juristas españoles se han adherido, al tiempo que piden al Gobierno que la apoye. Y yo. No como jurista, que no lo soy, ni líder de nada, sino simplemente como “ciudadano del mundo”. Como ellos, estoy convencido de que el propósito de los bombardeos y la ofensiva terrestre israelí en la Franja, que han matado ya a más de 23.000 personas y herido a casi 60.000, principalmente mujeres y niños, no es otro que causar “muerte, daño físico o mental” con el fin de acabar total o parcialmente con la población palestina de Gaza. Y como muchos otros españoles me pregunto qué espera nuestro gobierno para presentar “una declaración de intervención” ante el alto tribunal para adherirse a esa causa, al igual que lo hizo en su día en el caso de Ucrania contra Rusia. Declaración que yo también apoyé. El documento sudafricano solicita la suspensión inmediata de todas las operaciones militares de Israel, así como la creación de un Estado palestino, algo esto último que defiende, no sé si con la boca pequeña, incluso el secretario de EE.UU. Yo también, y con la boca grande. Como simple ciudadano del mundo.